Falleció José Ramón Herrero Fontana.
Por el inmenso cariño que tuvo por Santa María fue elegido -estoy seguro- para que su tránsito se produjera en una fiesta de la Virgen: Nuestra Señora de las Nieves, fiesta de la Dedicación de la basílica de Santa María la Mayor, que toma su origen en la nevada, en pleno mes de agosto, sobre el monte Esquilino en Roma, ciudad destino de su permanente mirada.Claro que esto no pretende ser una elegía, porque el acontecimiento supera lo funerario y aborda de frente la vida, epitalamio cargado de frutos y descendencia.
Pero para quien afirmaba una y otra vez que el lugar de la casa en que más a gusto se encontraba era su despacho de trabajo, lo que mejor le encaja son los epigramas.
En el siglo XVIII, Tomás de Iriarte decía de ellos:
A la abeja semejanteAlgo que había entendido muy bien dieciséis siglos antes Cayo Valerio Marcial y que son palabras que convienen a José Ramón:
para que cause placer
el epigrama ha de ser dulce,
pequeño y punzante.
Yace la abeja en una gota de ámbar,
atrapada en su néctar.
Su laboriosidad tejió el sepulcro.
Imposible encontrar mejor destino.
La quinta estrofa del himno de la Virgen de Valvanera, patrona de la Rioja, con quien siempre estuvo vinculado, dibuja un marco precioso para el entretejido de sentimientos, afectos y sinceridades:
Con tu nombre en los labios murieron nuestros padres.
Y al calor venturoso de nuestras santas madres.
Tu amor en nuestros pechos brotó como una flor.
Guárdalo allí, juramos, dulce madre y Señora.
Y, cuando de la muerte, por fin, suerte la hora,
Muriendo te diremos: ¡Amor, Amor, Amor!
José Ramón traía a la memoria constantemente en los últimos meses la celebración especial que tuvimos cuando cumplió 90 años en la finca de El Águila, de recuerdo imborrable. Aquí dejo un vídeo que resumió en su momento el evento familiar:
Cuando he desempolvado el vídeo y lo he visualizado de nuevo después de algunos años, me han venido a la memoria aquellas palabras de Jardiel Poncela:
RIP
La firma, desierta.
Cuando he desempolvado el vídeo y lo he visualizado de nuevo después de algunos años, me han venido a la memoria aquellas palabras de Jardiel Poncela:
"Todos los hombres que no tienen nada que decir hablan a gritos."Por eso, querido José Ramón, ahora que enmudece tu palabra, ¡qué elocuente se hace tu silencio!
RIP
La firma, desierta.
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Muchas gracias por estas líneas escritas por alguien que sabe bien lo que hay que decir. Y un recuerdo entrañable el video.
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